martes, 10 de junio de 2014

Increíblemente preparada

Tengo un dedo índice para recorrerte la boca.
Tengo unas cadera amplias y redondas para acogerte.
Tengo unos dientes de conejo para mordisquear tus hombros cuando me apetece.
Tengo unos talones suaves para clavártelos en los gemelos o más arriba.
Tengo una palma para cubrirte el pecho allí donde tu corazón de tan fuerte que late y de tan brillante amenaza con transparentarse a través de la camiseta. 
Tengo unos pechos firmes para que juguetees mientras me esperas.
Tengo un montón de palabras para decir lo mismo.
Tengo de todo.
Es curioso que yo, más bien torpe y despistada,  estuviese tan increíblemente preparada para la inesperada llegada de este gran amor.