lunes, 17 de noviembre de 2014

El hombre de las tiritas

El Paracetamol no le gustaba.
- "Yo no te doy. Tendrás que cogerlo tú ... "-me dijo tendiéndome la caja. 
Creo que pensaba que el Paracetamol era veneno, sobre todo al tacto.... Aquel día yo sólo tenía una resaca sencilla. Gin-tonic.
No,  no me curó con Paracetamol. Sino con tiritas y amor. Era un tío normal.
En realidad, llevaba un paquete de tiritas en el bolsillo. Las fue usando con todos los rasguños que me había hecho al rozarme con zarzas varias del camino.
Me las curó una a una. Primero las de fuera y luego las de dentro. Después me frotó y me dio brillo. Y me dejó reluciente y como nueva.
Eran tiritas normales y él es un hombre normal... solo que por las tardes se dedica a curar a mujeres heridas.
Quizás no sea tan normal. Quizás sea el superhéroe de las tiritas. Quizás sea sólo un hombre con clase. Grande. Mi hombre. 
Ahora yo voy por ahí fuerte y decidida y brillo más que un árbol de navidad.
A cambio, normalmente, yo le doy dolor de cabeza o de cuello, según el día.

Pensé que me iba a curar con paracetamol... pero no, me curó con tiritas y amor.


"¿Que hubiera sido de nosotros sin esta trampa de pasión?"

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