
Le advertí que no se moviese, que era frágil.
Pero el pobrecillo se acercó titubeando al borde de estantería a observar el terremoto que se desarrollaba en el sofá y se vino a estrellar dulcemente a unos centímetros de mis gemidos...
Yo tenía un jarrón de Limoges que murió de amor y de deseo...
Se sintió como un replicante de Blade Runner envidiando a los humanos...
ResponderEliminarY como en Blade Runner al final murió.
Y todo sus recuerdos se perderán como lagrimas en la lluvia!!!
ResponderEliminarMi película favorita casiiii!
Menos mal que se inventó el pegamento para algunas cosas.
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